Las organizaciones que, en el momento de la publicación de la actualización de la ISO 9001, estaban trabajando para obtener su certificación de calidad conforme a la versión de 2008 han de agilizar el proceso, puesto que en marzo de 2017 se dejará de acreditar el cumplimiento normativo de las mismas en función de la ISO 9001:2008. Pero, al igual que las empresas públicas y privadas acreditadas con anterioridad, estas organizaciones han de tener en cuenta, además, que en septiembre de 2018 concluye el periodo de transición hacia la ISO 9001:2015, puesto que en esa fecha las acreditaciones basadas en la normativa precedente perderán su vigencia.
El plazo para llevar a cabo la adaptación es de tres años, a contabilizar desde que el 23 de septiembre de 2015 se aprobó la nueva versión. De ahí que urja conocer cuanto antes las particularidades y exigencias de la estructura de alto nivel en la que se basa la actualización de dicha normativa internacional, para poder iniciar con tiempo suficiente el proceso que le permita a las entidades cumplir con los nuevos requerimientos, más ambiciosos, que esta promueve.
Además, desde que en 2012 se inició el proceso para la actualización normativa, fueron muchas las empresas públicas y privadas que comenzaron a sentar las bases para obtener dicha certificación. Así, mientras que muchas de las organizaciones que buscaban implantar por primera vez la ISO 9001 trabajaron atendiendo a la versión entonces vigente, la de 2008, otras apostaron por cumplir con los requisitos que se preveía que se aprobasen a finales de 2015 y certificar su compromiso con la calidad directamente en función de la nueva normativa.